La alianza entre Ford y Volkswagen anunciada esta semana en Detroit (EEUU), aunque muy limitada, adelanta una tendencia previsible en el sector del automóvil para unir fuerzas y afrontar un horizonte complejo de narices. Todo se ha conjurado para que el vehículo eléctrico sea el gran protagonista del futuro, lo que obliga a grandes inversiones, al tiempo que se avecina una tormenta perfecta en la industria del motor, marcada por las regulaciones y los ritmos de adaptación.
Ese es el panorama, en líneas gruesas, que dibuja el último informe global sobre el sector de KMPG, presentado esta semana en España. La consultora abre una serie de interrogantes, que afectan a varios puntos -marcas, tecnologías, rentabilidad- aunque en Europa no exista todavía una política definida al respecto, a diferencia de otras regiones como Asia o EEUU, y de esa política dependerá el resto.