El turismo representa más del 45% del Producto Interior Bruto (PIB) en Baleares, es el principal motor económico de la comunidad y emplea a decenas de miles de personas -más del 30% del total de asalariados-. Fue el único sector que resistió la crisis sin destruir empleo y en la última década ha tirado de la economía balear mientras otros segmentos productivos se hundían.
Unos años en que los hoteleros aprovecharon para reposicionar su oferta y reformar más del 60% de la planta alojativa del archipiélago, con una inversión estimada superior a los 1.600 millones de euros y la creación de 7.500 puestos de trabajo directos e indirectos. Todo para competir en un mercado cada vez más difícil y global. Y no le han ido mal las cosas al sector, si se echa la vista atrás.