Mario Armero reclama al Gobierno un plan de ayudas y un plan estratégico para que el proceso de transformación del sector automovilístico español hacia un modelo sostenible sea posible. Al respecto, defiende que hay tecnología diésel viable de baja contaminación que se debe mantener y recalca que el problema de España es que tiene un parque automovilístico envejecido que se debe ir renovando.
¿Cómo ha sido el balance del sector en 2018 en España?
Un año de luces y sombras. Si nos vamos a la producción, somos un gran productor de vehículos, no ha habido un crecimiento porque ha habido una desaceleración económica en los países donde exportamos coches. En general ha aumentado el proteccionismo, factores como el Brexit han influido negativamente. Y además hemos tenido un entorno regulatorio bastante cambiante: entró en vigor en septiembre una nueva normativa de emisiones que ha tenido un efecto importante y negativo en la producción. En cuanto al mercado, las ventas han crecido un 7%, eso es positivo, pero el crecimiento se produjo de enero a septiembre, pero después el mercado ya no creció.