Hacer la compra por Internet, ver una película, trabajar o echar una cabezada. Son solo algunas de las cosas que podremos hacer frente al volante a partir de la próxima década, cuando los vehículos autoconducidos sean una realidad en las carreteras de todo el mundo y el ser humano se convierta en un mero pasajero de la tecnología. La mayoría de las empresas de automoción y muchas tecnológicas ya trabajan en sus propios modelos, que llegarán en la década de 2020. A partir de 2030 su presencia comenzará a ser habitual, al menos en vías rápidas y entornos urbanos. Su comercialización en masa supondrá una transformación revolucionaria no solo de la movilidad, sino también de la legislación, de la fisonomía de las ciudades o incluso del concepto que tenemos de propiedad.