Que los neumáticos son un elemento fundamental en la seguridad vial es algo evidente: soportan la carga del vehículo; aseguran la adherencia en el empuje, en la frenada y en el deslizamiento lateral; dirigen su dirección y la amortiguación de las imperfecciones del movimiento… pero, aun así, las autoridades alertan de la existencia de neumáticos falsificados. Es decir, que hay neumáticos que no están homologados por la normativa europea y que, por lo tanto, incumplen con los requisitos establecidos en seguridad, con el peligro que ello supone.
La Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO)advierte en un informe de 2018 que la falsificación de neumáticos genera en la UE pérdidas anuales por valor de 2.200 millones de euros, lo que equivale al 7,5 % de las ventas del sector. España encabeza, según la EUIPO, este penoso ranking, con unas pérdidas que ascienden a los 445 millones de euros. Esta oficina europea también denuncia la proliferación de baterías falsificadas y estima que, entre ambos sectores, el fraude acarrea la destrucción directa de unos 8.400 puestos de trabajo en Europa. Unas cifras alarmantes que el sector no se acaba de creer.